A muchos de los que
viajan en el metro, se les olvido que no van solos, es un espacio muy
reducido es necesario tener conciencia del lugar que ocupa tú cuerpo. Si no terminas
encaramado en lomo del alguien. Las
recostadas de tostón están a la orden del día, y las de lolas también, no crean
que la recostadera, es exclusivamente masculina. A estos hombres y mujeres yo decidí llamarlos
los expansivos.
Hoy una chica 42- B parada junto
al asiento donde viajaba, le dio por
hacerme sentir sus atributos, recostó sus melones en mi hombro con el mayor de
los descaros, traté de ser comprensivo, imagino que no es nada fácil cargar con
todo ese peso, pero la situación se tronaba incomoda, sobre todo con el
bamboleo del tren, así que subí la mirada para decirle que no me estaba
gustando y la descarada me disparó una
sonrisa de nueve milímetros, lo que ella no sabía es que para matarme se
necesitan balas de plata.
Bajé la cara con indiferencia y
regresé a la lectura, fue difícil retomar el hilo porque la mujer comenzó disparar
balas de rabia. Acudió al lugar común “si no te gusta vete en taxi” una frase nada democrática que anula mí
derecho y el de cualquiera a viajar en paz y sin ningún peso extra. Así pasó
varias estaciones, cargada de ira, guarde silencio, hace poco descubrí que la
mejor batalla es la que no se lleva a cabo.
No sé en qué estación se bajó, un
tipo que viajaba a mi lado, me miro compasivo y dijo: “Ante ese tipo de mujeres
yo me siento indefenso, que bueno que no le dijo nada, estoy seguro que si le decía
algo le lanzaba un coñazo” . Conversamos un par de estaciones y traté de
explicarle mi teoría a cerca de los expansivos, creo que a él no le interesaba
mucho porque regreso a las páginas de una revista dominical, cual será mi
sorpresa cuando veo que lo que leía era el artículo que semana a semana le
publican a Pablo Coelho, entonces entendí que era inútil continuar la
conversación.
De fondo sonaba, una versión de
una canción de Camilo Sexto “Necesito morir, necesito morir, peor contigo…. Yo necesito
saber, si quieres ser mi amante”. Para tratar de olvidar el peso de las 42-B,
me puse a tararear y recordar los grandes días de Sábado Sensacional, la
lista de estrellas que brillaron en su escenario y las bailantas del Paseo Los Próceres.
Pero eso no fue suficiente, lo que en realidad
me tenía molesto era el tipo que traía al lado, no sólo por lo que leía, sino
porque descubrí que él también era un expansivo, traía las piernas abiertas y
yo sentado como Albani Lozada, ocupaba su puesto y la mitad del mío, yo andaba
en modalidad Bonaire una nalga en el asiento y la otra en aire, recordé que era
cagado y como sentí que no corría peligro
me envalentoné, lo miré y dije: Sabes
por qué no te intereso lo que decía, me miró con cara de qué te pasa, y
disparé. Es que tú eres tan expansivo como la chica que se bajó ¡es más vale! Cierra
las piernas que yo también tengo dos testículos bien grande y no ando
molestando a nadie.
Esta vez fue a mí a quien miraron
con desprecio, él tampoco quería pelea, así que terminaos el viaje como en el sección Estrenos y Estrellas del
noticiero, yo era Albani y él Tatia
Irazar.
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