Estoy seguro, que la persona que selecciona la
música del metro, odia a todo el mundo. Si es una mujer es más mala que Ivonne
Attas y si es un hombre es tan malo como Henry Galue en su personaje de Julián
Zerpa en El sol sale para todos. Esta
persona debe disfrutar pensando en el malestar que va generar con su
música en los usuarios, a veces creo que es el mismísimo Pablo Coelho
vengándose o mí.
La música en el tren debería ser para
tranquilizar, no para joder, el volumen nunca es adecuado: hay días en que está
tan alto que no puedes escuchar ni tus pensamientos, aunque no tengo
problema porque mis recuerdos no hablan, gritan.
No sé qué es peor, si Camilo Sesto o Richard Clayderman , este último me hace
recordar a nuestra primera Miss Internacional Nina Cicilia, tocando el
piano en una edición del Miss Venezuela, mientras las muchachas desfilaban con
los traje de Guy Meliet y Giorga Reyes. También me hace recordar la voz
de Carmen Victoria describiendo los trajes, regias columnas de gazar de
seda, cascadas de cristales de Swarovski, polizón de Shantú a modo rosas que se
desprenden de un ramillete primaveral, kilos y kilos de lentejuelas boreales,
vestidos cortados al bies y millones de
canutillo.
Por cierto
eso me hace pensar que la persona que escribe esos textos debe ser la misma quien redacta el menú en los
restaurantes caraqueños.
Sobre una regia cama de lechuga cortada al
bies, el plato nos luce un regio trozo de lomo de credo, acompañado con
cristales de ají dulce y perlas de alcaparra. ! No me jodas!
Pero regresemos a la música que es el tema que nos ocupa. No sé si es que cada
media hora se repite, pero casi todo los
días me encuentro con Barry Manilow y su Copacabana, ¡Coño me acorde de
los Miss Venezuela otra vez! En el 86 Fedra
López recién salidita de la filas de la rumba flamenca de su señor padre Juan
Carlos (Sí, era su padre, no se la estaba tirando como todos pensamos) bailaba
merengue con Herminia Martínez con una mangas igualitas a las de Barry. Yo he pensado mandarme a hacer unas mangas de
esas y sacarlas del morral ponérmelas para bailar por todo el
vagón, en serio lo estoy pensando, eso puede ser divertido.
La música del metro es un horror. Desde hace
unos días el loop de los trenes está compuesto por melodías que creo son
interpretadas por artistas del altiplano, el instrumento que más destaca es la Zampoña,
ese instrumento suena como si soplaras botellas y que después de 5 estaciones
lo sientes hasta en el alma y digo alma por
no decir culo y dos veces al día no está fácil.
Por favor Pablito cámbiame
la musiquita, te prometo que no me vuelvo a meter contigo hasta el mes de
agosto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario