lunes, 29 de junio de 2015

Están lloviendo estrellas.



 En el hilo musical suena Por ti volaré y lo interpreta Andrea Bochelli.  Ella subió en las adjuntas, se veía fresca, descansada. Creo que durmió todo el fin de semana. Al entrar al tren todos volteamos a verla, pero su mirada fue directamente a hasta la de él.  
 Un chico guapo, con la barba  larga y los ojos grandes, el cabello sujetado con una cola  y unos anteojos muy grandes, parecía salido de un anuncio de revista. 
Ella ocultaba su desnudes detrás de un short muy corto y una blusa de tela casi trasparente y  sin mangas por sobre el ombligo, que por cierto es perfecto. 

 Sus ojos se encontraron y esbozaron una sonrisa, desde ese momento supe que sería inútil abrir mi libro, sentí que esta historia de amor era hoy más importante. 

Creo que no es la primera vez que se ven, es común encontrare con algunas personas en el tren si viajas siempre a la misma hora y tienes la costumbre de subir al mismos vagón porque sales  cerca de la escalera. Yo también la he visto antes, recuerdo su cabello que es tan bonito como el de Grecia Colmenares en Topacio. 

  El trayecto entre Las Adjuntas y Ruiz Pineda parece eterno, estoy seguro que es él quien está haciendo algo para que el  tren se retrase, ella lo está ignorando y a él sólo le falta pararse de manos para que  lo mire. 
 Está nervioso, se seca las manos, está buscando la manera de hablarle, pero ella es indiferente a los ojos que la invocan.  
 Él no aguanta más y le susurra algo al oído, desde de donde estoy no puedo escuchar, ella por fin voltea, se acaban de abrir las puertas en la estación Ruiz Pineda y una gordita buscando acomodarse para viajar cómoda se interpone entre los dos. 
 En el andén la gente grita y empuja para entrar, él debe caminar en el pasillo y  ella como puede se queda cerca de la puerta, veo que en la carpeta que trae en la mano dice Universidad Católica Andrés Bello e intuyo que a él le queda muy poco tiempo, dos estaciones. 
  El hilo musical nos regala la voz de Juan Luis Guerra y su 440, me enamoro de ella, me enamoro de ella, me enamoro de ella.  La gordita inmediatamente se percata del chico guapo y esta vez la que hace de todo para que él la mire no se para de manos porque no hay espacio,  Pero él, sólo tiene ojos para mí Grecia Colmenares que por cierto ya se dio cuenta de las intenciones de la gordita  y  la mira desafiante.  En Mamera el tren llega a su máxima capacidad y el tropel se encarga de alejarlos,  un señor más alto y gordo que yo, me bloquea la visión y no puedo ver lo que está pasando, como pajarito en grama comienzo a moverme  para no perderme nada, pero es imposible.

Al llegar Antimano, Grecia se baja y escucho una voz desesperada que grita, permiso, permiso voy bajando, desde mi ventana veo a la chica que se dirige a la escalera y de repente aparece el chico y la toma de del brazo. El tren arranca y logro ver como el andén  se llena de corazones.  Me consuelo pensando que quizás la próxima vez los vea juntos y tomados de la mano. 

  En el vagón están lloviendo estrellas,  es la voz de Christian Castro que me va a torturar un par de estaciones más. 

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