Mi barba suele llamar la atención
de algunos bebes, creo que les parecen raros los pelos en la cara, los hijos de
algunos amigos se deleitan tocándola, a otros le da grima y algunos les da
miedo, pero siempre me pasa, tanto que ya ni siquiera me asombra.
Por eso hoy en la mañana, me pareció
normal que un bebé que viajaba con su madre sentado junto a mí, quisiera tocarla. Me lanzaba pequeños manotazos y en una casi
me tumba los lentes, la madre apenada lo agarraba pero el bebé insistía. Era realmente divertido y se me escaparon
varias sonrisas. Pero no me atrevía a decirle que lo dejara tocar. La
insistencia del niño se prolongó hasta que por fin una señora que miraba y
reía me dijo: “chico deja que te la
toque, tú tienes cara de ser aseado”. Me
quede mudo mientras el niño, hundía sus deditos en la barba.
Luego le expliqué a la mamá que
la lavo dos o tres veces al día, sobre todo después de comer, porque si no se
hace de esa forma, la barba puede llegar a tener olores insospechados. Ella confiada deja que el niño siga tocando, su risa
se escucha en todo el vagón, saltaba
como un loquito y hacia ruidos, todo el mundo me observaba, siento que tengo cara de gafo, pero estoy disfrutando.
El niño da un salto y de su
boquita se desprende un líquido viscoso, que va a parar directamente a mi camisa,
sólo logro escuchar, a la gente que con asombro grita ¡nooooooooooooooo!
Y que luego comienza a reír, con esa risa ahogada y nerviosa que traen consigo
compasión.
Es un olor es agrio y dulce, no me puedo mover, si lo hago voy a vomitar, la
medre saca de su bolso una toallita y limpia la boca del niño y me mira como
diciendo ya voy contigo. Y me pregunto
porque no limpió a mí, si en los aviones
dicen “Si usted viaja con niños ponga si usted la mascarilla de oxígeno primero”. Mi
mascarilla no llega y mi estómago está dispuesto a vengarse, pero no debo, eso
sería peor. La mujer ve mi cara, que seguramente estaba verde y se
apresura. La toallita húmeda, se desliza
sobre mi camisa y el buche comienza a
empapar los vellos de mi pecho. Dejo que
continúe porque es esto o nada.
El tren llega y me bajo desesperado,
la gente me daba recomendaciones que no
recuerdo, no sabía se llorar o reír, comienzo a caminar para salir de la
estación y la escalera me consigo con una amiga que no me da tiempo de
explicarle, me abraza y me cancha un
beso, al sentir que estoy mojado se separa bruscamente y me pregunta ¿Chema tú
estabas comiendo yoka?
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