viernes, 26 de junio de 2015

Las 4 estaciones



Estación Teatros, el tren muy lleno, estoy cansado pero de buen humor. La señora sentada junto a mi está leyendo y extrañamente no se trata de un libro de Pablo Coelho. Sentí que era mi día de suerte.
El anden, un grupo de gente se alborota como avispas y cuando el tren abre la puerta, la masa entra con ese vaho característico del calor y olor del día encima.
Escucho el estruendo de unas manos que chocan en el aire, levanto la cara para ver de que se trata. Es el saludo más estruendoso que he escuchado en mucho tiempo. Cierro el libro y me dispongo a prestar atención
¿Qué más marico? !Todo fino marico! ¿Y por tu casa marico? Bueno marico, ahí vamos marico, tú sabes marico, que mi mamá, marico, está jodida marico, y mi abuelo marico tiene un peo del corazón marico.
¿Y por tu casa? Marico que cagada!!!! mi hermano chocó en la moto y esta escoñetado marico

¿En serio marico? Sí marico burda de chimbo marico, tuvimos que hacer de todo marico para conseguir los reales marico.
La muletilla martillaba mi cerebro, el transcurrir del tren era lento, tan lento que sentí que entre estación y estación pasaban tres meses.
Marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico....

Al fin el tren frenó en Antimano y los hombres se despidieron. La hemorragia de marico se detuvo por un momento y fui feliz por tres meses. En Mamera se subió otro tipo y saludó ¿Qué más marico? Todo bien marico echándole bolas, tú sabes como es todo marico!!!!

marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, marico, así hasta la última estación que supongo era verano.

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