martes, 30 de junio de 2015

Como alma que lleva el diablo

 El fanatismo religioso, siempre me ha parecido terrible. Nada lo justifica, nada lo sustenta, partir del hecho de que tu fe te convierte en un ser superior es simplemente intolerante.  Creo en la libertad de culto, soy respetuoso de la fe de otros, pero la descalificación no. ¡Eso sí que no!  
En la estación Parque Central, subió un hombre de aspecto fantasmagórico, tiene ojeras pronunciadas y está más flaco que los perros de Charallave, la camisa le queda grande, la corbata le aprieta y su presencia me da calor.
 En los últimos días, los trenes de la línea dos del metro de Caracas, están trabajando sin aire acondicionado, esto hace más duro el viaje de 45 minutos que debo hacer dos veces al día,  la presencia de este Señor era lo único que faltaba.  Comenzó arrechándose porque muy poca gente respondió las buenas noches,  a esta hora todo el mundo quiere  llegar a su casa, luego de una larga jornada  la mayoría viaja con los ojos cerrados aun estando de pie, En voz alta invocó al padre eterno,  y luego comenzó a gritar “Digan amén” nadie respondió y el hombre lanzó la primera maldición. “Maldito sea todo aquel que reniega de tu nombre” 
Cuando me arrecho, siento que un calor extremo  comienza a subirme por los pies y me explota en la cabeza,  como puedo me incorporo y me digo a mí mismo, Mi mismo no vayas armar un show que no vale pena, pero el demonio que llevo dentro me dice: “Y quien coño es ese señor como para maldecirte y anularte al punto de que tú no digas nada”  respiro y cuento hasta 45, y el hombre sigue, en su discurso comienza a relatar de como el señor lo arranco de las garras mal y mirándome fijamente a los ojos me dice: “arrepiéntete pecador”  ¡coño nos pilló! me dice el dominio,  Y sin quitarle los ojos de encima le respondo. Ok  ¿Si te digo que  estoy arrepentido te callas?
 En el vagón explota una carcajada, entonces pienso, que mierda con mi incontinencia verbal, el Señor arremeterá contra mí con toda su fuerza, si al pana le pasa igual que a mí la arrechera le está llegando al cuello, entonces siento que es hora de actuar y recuerdo que un unitario del ciclo de Rómulo Gallegos, escuché decir a Marina Baura, Quien pega primero pega dos veces. Así que sin pensarlo mucho lanzo el segundo coñazo.
Por favor no me hable tan cerca que tiene mal aliento, la carcajada explota esta vez con más fuerza y el hombre queda mudo, se tambalea y en eso abren las puertas, la gente sigue riendo y descubre que está perdido y como alma que lleva el diablo abandona el vagón.

Sonrió y miro buscando reconocimiento, siento que me van a aplaudir, pero no todo el mundo tiene los ojos cerrados.  

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